El cambio climático está haciendo que tener una ola de calor sea cada vez más frecuente e intenso. En este contexto, el diseño arquitectónico tiene un papel clave para mitigar sus efectos y mejorar la habitabilidad de los edificios. Desde IP Arquitectura y Urbanismo, creemos que aplicar soluciones pasivas y sostenibles no solo es una respuesta técnica, sino también un compromiso con la eficiencia energética y el bienestar colectivo.
Arquitectura adaptada al clima: una necesidad urgente
Diseñar edificios que enfrenten las altas temperaturas no es una opción, sino una necesidad. La ola de calor impacta en la salud, el confort y el consumo energético. En zonas urbanas como Bilbao y el resto de Bizkaia, donde las temperaturas están registrando máximos históricos, implementar estrategias bioclimáticas es vital. Entre ellas, destacan la orientación del edificio, la ventilación cruzada o el uso de materiales con alta inercia térmica.
En este sentido, trabajar con fachadas ventiladas o sistemas de aislamiento como el SATE (Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior) mejora el rendimiento energético y reduce la dependencia de sistemas mecánicos de climatización.
Soluciones pasivas y sostenibles ante la ola de calor
Las estrategias pasivas permiten mantener temperaturas agradables en el interior sin necesidad de consumir energía. Algunas soluciones eficaces incluyen:
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Sombras arquitectónicas: voladizos, lamas o pérgolas que bloquean la radiación solar directa.
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Cubiertas verdes: que regulan la temperatura interior y mejoran el aislamiento.
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Uso de vegetación urbana: tanto en patios como en entornos escolares, colegios y guarderías, para crear microclimas más frescos.
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Iluminación natural bien controlada: que reduce el uso de luz artificial y el sobrecalentamiento.
Además, en proyectos de reforma y rehabilitación energética, estas medidas pasivas pueden combinarse con tecnologías activas para optimizar el comportamiento térmico y lograr edificios más eficientes.
En IP Arquitectura apostamos por un diseño arquitectónico que se anticipe al futuro climático. Apostar por soluciones pasivas, sostenibles y eficaces es clave para proteger a las personas y al entorno urbano. Porque cada decisión de diseño cuenta, especialmente en un mundo cada vez más expuesto a los extremos térmicos.